ESPIGÜETE A VISTA DE CABRA

Reconocimientos (making-off) - Comentar -
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        Espigüete a vista de cabra. Varias veces me había dicho Gus (mi primo y sin embargo amigo) que a ver cuándo le llevaba al Curavacas. Lo decía un poco en bromas, porque bien se basta él para subir donde quiera, bien... pero es verdad que ya llevamos unas cuantas montañas juntos, y esta no se nos había logrado.


         Como antes o después todo llega, por fin nos surgió la ocasión. Un domingo de otoño, con un tiempo muy agradable, arrancamos hacia el norte con las miradas puestas en lo más alto. Teníamos que quitarnos esa espinita.


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        Acostumbrados a salir pronto (ya se sabe que a quien madruga, Dios le apoya...), a eso de las siete de la mañana ya estábamos en marcha. Así siempre nos da tiempo a hacer una paradita en la que comprar pan y tomar un cafetito. A veces con chupito de Afilador incluido.


         En este caso tocó parar en el "Stop" de Velilla, donde siempre nos reciben con una sonrisa aunque sea bien pronto por la mañana. Brindamos con Afilador por mi hermana Marian y por la cima de ese día, y continuamos la ruta.


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         En un ratito estábamos en el centro de la ruta de los pantanos, en el pueblecito de Vidrieros. Finalmente echamos a andar cuando pasaban pocos minutos de las nueve de la mañana, lo cual no está mal. Otras veces se nos pegan más las sábanas... 


         La subida transcurrió sin incidencias. Todo fue disfrutar de las vistas y del surtido de viandas que nunca falta en la mochila de Gus. Bueno, y de la bota de vino que ese día llevaba yo en la mía.


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       La sorpresa llegó al salir de la pedrera, donde nos sorprendió ver primero una, después dos, después cuatro y así hasta ver toda una manada de cabra montés. Al principio las confundimos con rebecos porque, hasta ese día yo al menos, nunca había visto cabra por estos andurriales.



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        Sintiéndolo por Gus, yo sabía que allí había foto y que le iba a tocar aguantarme un rato. También, como me ha pasado otras veces, estuve un buen rato acordándome de lo bien que estaría mi teleobjetivo reposando plácidamente en casa, dentro de su mochila con el resto del equipo. ¡Menos mal que al menos llevaba la compacta! (y la bota de vino)


         Allí estuve un rato tratando de acercarme un poco, (pero evitando en todo momento molestar o interferir, esto es importante) y apurando al máximo la focal de la G12. Mientras tanto, como puede verse en la siguiente foto, Gus estuvo apurando la focal también.


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         Pero la sorpresa fue mayor. Después de llegar arriba y comer (sí, otra vez), y mientras disfrutábamos de una cima increible, sin viento y con una temperatura muy agradable, se presentaron las cabras allí tranquilamente, como si no estuviéramos. Eso sí, dejaban en todo momento una distancia prudencial entre ellas y nosotros.


         Así que me vi en la tesitura de tener que dejar la mini siesta que allí estaba teniendo lugar, y volví a sacar la cámara. Ahora ya sí que ya, estaba seguro de que "allí había foto".


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         Alargué la sesión todo lo que pude, y todo lo que dio de sí la paciencia de Gus, hasta que no nos quedó otra que bajar. La verdad que sintiéndolo mucho. Si no vas preparado siempre te toca bajar cuando llegan las mejores luces. De hecho, me quedé con tantas ganas de afotar a estos animalillos en condiciones que, ni corto ni perezoso, volví al día siguiente.


         Pero ni todo el equipo réflex, ni el saco de dormir, ni el aislante ni la cena me sirvieron, porque ya no estaban. Eso sí, pude hacer otras fotos bien guapas que espero me den alguna alegría más. ¡Menos mal que ese día me acordé al menos de llevar la compacta!


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         Cuando llegó el Concurso de Fotografía de Cardaño, como hiciera el año pasado (ver la entrada "Despierta, Espigüete" en este mismo blog), preparé una foto de aquel rato, junto con otro par de ellas, y la envié bajo el lema (al concurso se presentan de forma anónima) "IM EINKLANG MIT DEM BERG" y el título "Espigüete, a vista de cabra".


         ¡A los pocos días me llamaron para decirme que este año tenía el primer premio! Muy contento con el reconocimiento, estoy encantado además de que la fauna salvaje forme parte de la imagen ganadora de este año. ¡Mi primera foto de fauna premiada!


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